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Los latinos han logrado dejar una huella indeleble en el paisaje cultural dondequiera que vayan. Cuando se trata de Estados Unidos, la lista de contribuciones hechas por los latinos es interminable: comida, música, ropa, arte, lo que sea, pero nuestra influencia está en algún lugar.
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Cuando se trata del paisaje físico, nuestras huellas también están ahí. De nuestras manos han salido edificios que aparentemente tocan el cielo en ciudades como San Francisco, Nueva York y Los Ángeles, razón por la cual hoy honramos a tres arquitectos latinos cuya presencia se siente en la construcción de mundos.
Cesar Pelli, el arquitecto responsable del edificio más alto de San Francisco
Nacido en Argentina a mediados de la década de 1920, César Pelli es uno de los arquitectos latinos más prolíficos de esta generación y es responsable de la creación de algunos de los edificios más altos del mundo. Hasta el día de hoy, la Torre Salesforce sigue siendo el edificio más alto de San Francisco; es una construcción que destaca al cruzar el Puente de la Bahía para ingresar a la ciudad. Desde la torre más alta de San Francisco hasta Brookfield Plaza en Manhattan y Pacific Design Center en Los Ángeles, Pelli es una fuerza arquitectónica a tener en cuenta. ¿Uno de nuestros datos favoritos sobre Pelli? Empezó en su carrera ya tarde en la vida; de hecho, no abrió su primera empresa sino hasta los cincuenta años, recordándonos a todos que nunca es demasiado tarde para hacer un cambio.
No hay muchos arquitectos como Tatiana Bilbao
Esta art-chitect (mezcla de artista y arquitecta) nacida y criada en la Ciudad de México a menudo ha sido llamada una prodigia arquitectónica. Su trabajo, como Hunters Point Masterplan de San Francisco, fusiona lo tangible con lo intangible, no solo construyendo estructuras funcionales, sino también imaginando soluciones a problemas como la vivienda asequible y la vida sostenible. Ha presentado proyectos, edificios y retrospectivas de su trabajo en todas partes, de Estados Unidos a México, a Europa y de regreso. Este año cumplirá cincuenta años y si su medio siglo anterior sirve de indicación, este próximo capítulo de la vida de Bilbao seguirá creciendo y evolucionando la arquitectura en su conjunto.
El niño interior de Gustavo Rodríguez está prosperando
Con un amor por la arquitectura que comenzó desde su infancia, jugando Legos en Santo Domingo, Gustavo Rodríguez incorpora su niño interior en la obra arquitectónica que crea. Su creatividad única se evidencia en Long Island: por ejemplo, The Forge, su edificio de 38 pisos, está diseñado para que parezca que existe visualmente en 2D. Su arquitectura estilizada, una estructura casi apilada, parece aplanada contra el horizonte y, con sus ventanas relucientes que proyectan reflejos de Nueva York, la estructura se camufla. Una hazaña aparentemente imposible para una enorme construcción de metal que mide cientos de pies de altura, pero la sensibilidad de Rodríguez la hizo así.
Por Liv Styler
Olivia Monahan es una periodista, editora, educadora y organizadora chicana en Sacramento cuyo único objetivo es arrojar luz sobre historias de nuestras comunidades más impactadas y marginadas, pero, aún más importante, que esas historias humanicen a quienes normalmente quedan excluidos. Es finalista de la Beca Ida B Wells de periodismo de investigación 2022, miembro de Parenting Journalists Society y ha publicado en The Courier, The Sacramento Bee, The Americano y Submerge Magazine, entre otros.