En el sur del Bronx, en donde las culturas se entrecruzan y la música está por todas partes, hay un tesoro histórico a la vuelta de la esquina, un lugar donde las melodías latinas encuentran su hogar. Se trata de Casa Amadeo, antaño conocida como Casa Hernández, un histórico centro cultural musical del sur del Bronx, en Nueva York.
“Mientras una larga lista de negocios de la zona han ido y venido, Casa Amadeo, propiedad del músico puertorriqueño Miguel Ángel ‘Mike’ Amadeo, es la tienda de música más antigua de Nueva York que funciona ininterrumpidamente”, explicó la Oficina de Turismo de Nueva York. “Amadeo la compró en 1969, le cambió el nombre y la administra desde entonces”.
Casa Amadeo ha sido durante mucho tiempo un centro cultural para la comunidad musical latina, ofreciendo una amplia selección de discos, CD e instrumentos musicales, además de albergar actuaciones en directo, talleres y otros eventos.
Y sus raíces se remontan a una empresaria latina con un sueño.
Las raíces de Casa Amadeo
“La tienda de música que ahora se conoce como Casa Amadeo abrió sus puertas como Casa Hernández en el Bronx, Nueva York, justo antes de la gran migración puertorriqueña a Nueva York tras la II Guerra Mundial”, comentó el Servicio de Parques Nacionales.
En 1927, la inmigrante y empresaria puertorriqueña Victoria Hernández fundó la modesta tienda de música conocida como Casa Hernández en honor a su hermano, uno de los más grandes compositores de América Latina, Rafael Hernández.
Su visión era sencilla pero profunda: crear un refugio para los entusiastas de la música latina como su hermano. Quería un lugar en donde los ritmos florecieran y las melodías tejieran historias de amor, alegría y resistencia. Impregnó la tienda con el legado musical de su familia.
” la tienda mantenía a su familia y le daba tiempo a Rafael para escribir música, quien se convertiría en uno de los compositores más prolíficos y conocidos de América Latina”, señaló el Servicio de Parques Nacionales. “En noviembre de 1939, Victoria y Rafael le vendieron Almacenes Hernández a Luis Cuevas, un productor discográfico de Puerto Rico”.
En 1941, los hermanos abrieron una segunda tienda de música Casa Hernández, donde ahora se encuentra Casa Amadeo.
Un centro cultural para la música latina
Con el paso de los años, Casa Hernández se convirtió en algo más que una tienda: se volvió un centro cultural. Músicos, coleccionistas y curiosos acudían a sus estanterías en busca de consuelo en las crepitantes notas de los discos de vinilo. Aquí convivían la salsa, el merengue, el bolero y el jazz latino. Casa Hernández acogía actuaciones en directo, talleres y animados debates, fomentando un sentimiento de comunidad entre los amantes de la música.
En 1969, la antorcha pasó a Miguel Ángel “Mike” Amadeo, el cual la transformó en Casa Amadeo. El cambio de nombre fue más que cosmético: significaba una nueva era. Amadeo, hijo del popular compositor puertorriqueño Titi Amadeo, recibió en su santuario a artistas, poetas y soñadores. (Por cierto, Amadeo también es un orgulloso músico).
“Soy compositor. Tengo más de 300 grabaciones de mi música”, le dijo recientemente Amadeo a Good Morning America.
Las estanterías de Casa Amadeo rebosan de tesoros; discos de vinilo, CD e instrumentos musicales adornan el espacio. La extensa colección de la tienda abarca distintos géneros: salsa para bailar, bolero para el romance, merengue para celebrar y jazz latino para la contemplación. Cada disco encierra una historia, una historia que el propietario de la tienda está encantado de compartir.
“Mucha gente entra en la tienda y no se da cuenta de que Amadeo es mucho más que el propietario de un pequeño negocio”, reportó la emisora ABC7 de Nueva York. “Durante décadas compuso canciones grabadas por algunos de los grandes nombres de la música latina como Celia Cruz, El Gran Combo, Tito Mieves”.
Leyendas y estrellas emergentes
Casa Amadeo no era simplemente una tienda, sino un lugar de peregrinación para los músicos. Tito Puente, Celia Cruz y Eddie Palmieri pasaron por su umbral, dejando su huella en los desgastados suelos de madera; no se limitaban a comprar, sino que compartían anécdotas, tocaban con otros artistas y encontraban inspiración entre los discos. La sonrisa de Amadeo era una alfombra de bienvenida, incluso en tiempos difíciles para su tienda.
“Sobrevivió incluso a la época ‘Bronx se está quemando’ , cuando los caseros incendiaban a propósito sus edificios para cobrar el dinero del seguro”, le dijo Amadeo a NYC Tourism en una entrevista. “Dediqué mi tiempo a dirigir esta tienda, incluso cuando no tenía agua corriente ni un retrete que funcionara, pero la comunidad siempre me ha apoyado, comprando mi inventario o simplemente pasando a saludar”.
Mientras el sur del Bronx lidiaba con los retos económicos y las transformaciones urbanas, Casa Amadeo se mantuvo firme.
El eco de las notas
Muchos honran a Mike Amadeo como el guardián de las melodías y de las mejores historias de la música.
“Hoy en día la tienda parece casi un museo. Todavía se pueden encontrar vinilos y primeros CD de artistas como Juan Luis Guerra, La Lupe y el salsero Tito Nieves o recibir una lección de historia de la música latina del propio Amadeo, que disfruta hojeando libros que relatan la historia de la música latina en Estados Unidos, los cuales guarda detrás de una vitrina”, indicó la Oficina de Turismo de Nueva York.
Casa Amadeo es famosa. Al fin y al cabo, no es solo una tienda: es un testimonio del poder de la música, el lenguaje universal que trasciende fronteras y une almas.
El edificio que alberga esta tienda de música puertorriqueña figura en el Registro Nacional de Lugares Históricos desde 2001.
Por Sofia Jones
Cuando Sofia Jones no está entrevistando a estrellas latinas para su podcast de iHeartRadio, se la puede encontrar acogiendo (y abrazando) a adorables perritos para una organización sin ánimo de lucro de rescate de animales del sur de Florida.