En la corta, pero colorida, vida de Frida Kahlo hay un capítulo que todavía destaca: su relación amorosa con el revolucionario comunista ruso exiliado León Trotsky.
Su intensa relación solo duró dos años, pero el arte de ella perdura, ofreciendo una visión del amor y la política que definieron una época.
Su relación se desarrolló en un contexto de turbulencias políticas, de Rusia a México ... y a espaldas de sus cónyuges.
El romance de Kahlo y Trotsky
Corría el año 1937 cuando Kahlo, que entonces tenía 29 años, conoció a Trotsky, el ruso exiliado de 57 años.
Tanto ella como su esposo, el muralista Diego Rivera, eran fervientes partidarios de Trotsky, e incluso se llamaron a sí mismos trotskistas durante un tiempo.
También eran fans del marxismo, alineados con el Partido Comunista Mexicano desde 1927.
De hecho, el mural de Rivera El arsenal, pintado en 1928, representaba a Kahlo como activista, simbolizando su compromiso común con el comunismo.
A mediados de la década de 1930, tanto Kahlo como Rivera eran seguidores del héroe revolucionario exiliado que cayó en desgracia con Stalin y su facción dentro del Partido Comunista.
"Kahlo y Rivera ofrecieron a los Trotsky su segunda casa, la ahora famosa Casa Azul, equipándola con guardias, barricadas, ventanas cubiertas y sistemas de alarma para garantizar la seguridad de su héroe político", escribe Artsy.
Luego empezó el romance.
"La relación entre Kahlo y Trotsky era cordial, Kahlo le apodaba cariñosamente 'Piochitas' y el revolucionario escondía cartas de amor para ella en libros", escribe el medio RussianandCulture.com. "Incluso su ruptura fue amistosa: Como gesto de buena voluntad, Kahlo pintó Autorretrato dedicado a León Trotsky (1937) con la inscripción 'con todo mi amor'".
‘Los descarados flirteos de la pareja’
"El secretario del político, Jean van Heijenoort, recordaba los descarados flirteos de la pareja frente a la esposa de Trotsky", explica Artsy, y añade: "Sedova no entendía el inglés, el idioma en el que se comunicaban los amantes".
La pasión entre Kahlo y Trotsky tuvo un trágico final en 1940, cuando Trotsky cayó víctima de las órdenes de Stalin.
"Lugareños y turistas por igual visitan su casa en Ciudad de México, a un par de manzanas de la famosa Casa Azul de Frida, para ver dónde vivió el hombre durante su exilio y contemplar boquiabiertos los agujeros de bala dejados en paredes y puertas como resultado de un intento de asesinato en 1940", explica The Washington Post.
Poco después del tiroteo, Trotsky fue brutalmente asesinado.
"En 1940, Trotsky fue asesinado con un picahielo en México por orden de Stalin por Ramón Mercader, un agente de la policía secreta soviética nacido en España", escribe PBS.
Sin embargo, antes de encontrar a Mercader, la policía de Ciudad de México había considerado a Kahlo posible cómplice del asesinato y la arrestó, junto con su hermana Cristina. Ambas fueron puestas en libertad.
El legado mexicano de Trotsky
Hoy, en México, a Trotsky se le recuerda a menudo como "el comunista ruso que tuvo un romance con Frida Kahlo".
Y, situada a poca distancia de la Casa Azul, la antigua residencia de León Trotsky en Ciudad de México obtuvo la categoría de Monumento Histórico Nacional en 1982. En 1990, el sitio se transformó en el Museo Casa de León Trotsky, dedicado a preservar su legado.
Esta casa histórica es también la sede de una organización no gubernamental (ONG) dedicada a ayudar a los solicitantes de asilo en México y en todo el mundo. En el patio trasero, los visitantes pueden explorar una tumba que alberga las cenizas de Trotsky y su esposa.
El museo recibe visitantes de martes a domingo y opera de 10 am a 5 pm. La entrada cuesta 40 pesos mexicanos (aproximadamente 2.19 dólares estadounidenses). Además, se ofrecen visitas guiadas gratuitas en español e inglés.