Es indiscutible: Frida Kahlo es uno de los iconos femeninos más famosos del siglo XX.
“La vida y la obra de la artista mexicana Frida Kahlo han alcanzado un estatus casi de culto”, confirma la publicación Independent en un reportaje reciente sobre la artista mexicana.
Sin embargo, en vida, Kahlo fue conocida sobre todo por ser la esposa del famoso muralista y pintor mexicano Diego Rivera, … y en parte por ser una pintora surrealista de talento.
En 1938, André Breton, fundador del movimiento surrealista, describió célebremente el arte de Kahlo como un “listón alrededor de una bomba”. (Según los historiadores del arte, Frida rechazó cualquier etiqueta, diciendo: “Realmente no sé si mis cuadros son surrealistas o no, pero sé que son la expresión más franca de mí misma”).
Por eso, quizá sea solo apropiado que el retrato más grande (en tamaño) que jamás pintó –Las dos Fridas– sea una obra sobre la comprensión del duelo de personalidades de Kahlo. En él, se retrata a sí misma como esposa mexicana por un lado y como pintora de ascendencia europea por otro, al tiempo que incluye las múltiples capas que conformaban su personalidad.
“La vida de Frida se caracterizó por una serie de dicotomías: la atracción entre Europa y México, entre lo masculino y lo femenino, la oscuridad y la luz, lo antiguo y lo moderno, la enfermedad y la salud, lo personal y lo político”, escribe Independent.
La pregunta es: ¿cuál es el verdadero retrato de Kahlo?
Las Fridas en duelo
A simple vista, creado en 1939, Las dos Fridas es un autorretrato que presenta dos versiones de Kahlo sentadas una al lado de la otra, tomadas de la mano.
Pero, como toda su obra, es simple y complicada a la vez.
En el cuadro Las Dos de Frida, vemos una forma similar de tomarse de la mano. Sin embargo, aquí Frida se toma de la mano a sí misma, lo que pudiera indicar un nuevo tipo de matrimonio al que se sometió consigo misma, profundizando en su relación consigo misma”, explica el portal ArtInContext.org. Y añade: “En última instancia, esto da a su obra maestra un significado más profundo, mostrándonos cómo se cogió de la mano a través del dolor y el desamor, mientras cruzaba el puente que separaba su papel de mujer en un mundo europeo y de mujer en un mundo mexicano”.
Las dos Fridas son simplemente la identidad y la historia personal de Kahlo, que no es tan sencilla.
Los elementos de Las dos Fridas
El fondo es un cielo tormentoso, y el suelo está cubierto con un corsé médico, que fue un elemento significativo en la vida de Kahlo.
La Frida de la izquierda está vestida con un traje tradicional mexicano, un vestido de tehuana, que a menudo se asociaba con la fuerte conexión de Kahlo con su herencia mexicana. Esta Frida sostiene un amuleto que contiene un retrato de Diego Rivera, el esposo de Kahlo, lo que indica su profunda conexión emocional con él, incluso después del divorcio.
A la derecha, la otra Frida lleva un vestido de estilo victoriano, con la piel más clara, que representa la ascendencia europea de Kahlo por parte de padre. Esta Frida sostiene un instrumento quirúrgico, obviamente una referencia a las múltiples cirugías y problemas médicos ue enfrentó Kahlo a lo largo de su vida.
El corazón abierto en esta versión de Frida está sangrando, con una arteria que conecta con el corazón de la Frida tradicional, simbolizando el dolor emocional y el desamor que Kahlo experimentó, particularmente en su reciente divorcio de Rivera.
El cielo tormentoso del fondo refleja las emociones tumultuosas y los retos que enfrentó Kahlo durante este periodo de su vida.
El cuadro se interpreta a menudo como una representación de las luchas internas de Kahlo con su identidad, su herencia mestiza, su relación con Rivera y su dolor físico.
“En el diario de Frida, escribió sobre este cuadro y dijo que tenía su origen en el recuerdo de un amigo imaginario de la infancia”, se lee en el sitio web FridaKahlo.org. “Más tarde admitió que expresaba su desesperación y soledad con la separación de Diego”.
Las dos Fridas está considerada una de las obras más poderosas e icónicas de Kahlo, y la de mayor tamaño. Casi de tamaño natural, supuso un cambio con respecto a sus retratos, casi siempre pequeños. Algunos dicen que le aconsejaron pintar a mayor escala para tener éxito comercial. Otros dicen que el tamaño refleja su fuerza física en aquella época.
El cuadro se vendió por unos $1,000, una de las obras más costosas de Kahlo en vida. Hoy, sus cuadros se han vendido por millones de dólares, consolidando su lugar en la cima del mundo del arte… y de la historia moderna.