Imagen cortesía de Nuestro Stories.
Siempre me ha encantado el tipo de aleatoriedad que encuentras cuando revisas los archivos de la música latina a lo largo de generaciones. Cuanto más te sumerges en la madriguera del conejo, más interesante se vuelve.
Igualmente hermosas, enérgicas y, a veces, sin sentido, estas canciones fueron las canciones con las que crecimos, aquellas de generaciones pasadas que de alguna manera llegaron a nuestros cerebros.
Tal vez fue el ritual del sábado por la mañana de ser obligado a levantarse de la cama para ayudar a limpiar la casa o quizá la fiesta de baile nocturna en la sala mientras todos los primos se quedaban a dormir, pero estas canciones se mantuvieron vivas, como las historias melódicas de antaño.
En este caso, estamos hablando de la canción Sopa de caracol, traducida al inglés aproximadamente como Snail o Shell Song, dependiendo de a quién le preguntes.
La interesante historia de un éxito musical
La canción fue lanzada a principios de los años 90 por Banda Blanca, un grupo de punta rock hondureño cuyo cantante y compositor Juan Pompilio “Pilo” Tejeda escribió la canción en una mezcla de español y garífuna. La canción alcanzó el puesto número uno en Billboard Top Latin Songs en Estados Unidos.
Sin embargo, los orígenes de esta canción son mucho más antiguos.
Durante la trata de esclavos, cientos y miles de personas fueron robadas de sus hogares y obligadas a subir a barcos para ser vendidas y comercializadas entre los colonizadores.
Los garífunas son descendientes de un barco de esclavos que naufragó frente a la isla de San Vicente en el Caribe. Se unieron a los indios arawak de la isla y vivieron una vida bastante aislada hasta que se vieron obligados a huir de una violenta rebelión en la isla.
Muchos de los garífunas emigraron a Honduras, en donde la influencia de la música, el idioma y la energía garífunas se abrieron paso en la cultura. Esa influencia permaneció con el paso del tiempo, ya fuera de forma conocida o desconocida, llegando a oídos de Pilo Tejedas.
Ramos infundió garífuna en la Sopa de Caracol y esa influencia se extendió por todo el mundo.
La canción en sí combina palabras en inglés y español, lo que la comunidad afro de Honduras llama “la garífuna”.
Por ejemplo, “watanegui consup” significa “quiero comer sopa”, “wuli wani wanaga” significa “quiero seguir disfrutándolo” y “lupipati lupipati” se traduciría como “una parte para ti, una parte para mí”.
Aunque no tiene mucho sentido, no es necesario, porque te agarra por las caderas y te obliga a moverte quieras o no.
La canción es una celebración.
También resulta ser un delicioso plato de sopa, la sopa de caracol, pero esa es una receta para otro día.
Por Liv Styler
Olivia Monahan es una periodista, editora, educadora y organizadora chicana en Sacramento cuyo único objetivo es arrojar luz sobre historias de nuestras comunidades más impactadas y marginadas, pero, aún más importante, que esas historias humanicen a quienes normalmente quedan excluidos. Es finalista de la Beca Ida B Wells de periodismo de investigación 2022, miembro de Parenting Journalists Society y ha publicado en The Courier, The Sacramento Bee, The Americano y Submerge Magazine, entre otros.