Crédito: Nuestro Stories.
El pintor mexicano de realismo social David Alfaro Siqueiros formó parte del grupo de los tres grandes muralistas –junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco– que pintaron la Revolución Mexicana, su visión del pasado, su futuro imaginado y su promesa para el pueblo mexicano.
Siqueiros, un exponente del arte proletario del Nuevo Mundo, sobrevivió a Rivera y Orozco, quienes desarrollaron su arte y su visión.
La Marcha de la Humanidad, creada entre 1964 y 1971, es la última gran obra del último miembro vivo de Los Tres Grandes y un impresionante ejemplo de la progresión de Siqueros.
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Detrás de la obra de Siqueiros La Marcha de la Humanidad
Pintado en Polyforum Siqueiros, uno de los edificios más fotografiados de la Ciudad de México, cubre paredes y techos y a menudo se le llama “el mural más grande del mundo”.
Con la intención de mostrar la evolución de la humanidad desde el pasado hasta el presente y una visión del futuro, es la obra más ambiciosa de Siqueiros, que representa el México de los años 60 y cierra el periodo de los murales en la nación.
La pintura también se ve como un reflejo de la bancarrota política del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en ese momento y todavía retrata a la Revolución Mexicana como el catalizador de la futura política social, política y económica de México.
En 1960, Siqueiros fue sentenciado a ocho años por sus críticas al presidente de México y su papel en la agitación laboral (era un miembro destacado del Partido Comunista), pero fue liberado después de cuatro años. Parte del mural fue diseñado en prisión.
Después de su liberación, aceptó el financiamiento de un industrial conservador y luego del gobierno para llevar a cabo el mural.
La Marcha de la Humanidad fue hecha con pintura acrílica y aerografía y tiene escultopinturas hechas de láminas que captan la luz. La obra se puede dividir en seis paneles, cada uno con una composición y alegoría distintas. Costó un millón y ocupaba casi dos acres.
Siqueiros ilustra otra realidad: reducir a los mexicanos a espectadores en lugar de participantes, de manera muy similar a como lo hizo el PRI. Pintó sus figuras y sus rostros con líneas geométricas y esquemáticas en colores espesos, negros, marrón tierra y rojizos y algunas de las figuras parecen no tener rostro alguno.
La evolución de su arte
La Marcha de La Humanidad se alejó del nacionalismo abierto que caracterizaba los murales de Los Tres Grandes y lo reemplazó con internacionalismo y un futuro en la distancia.
Cuando se le pidió que explicara el mural, dijo:
“Hace mucho tiempo que no considero los murales como pinturas sobre superficies planas. Aquí hemos podido crear una obra integral. Arquitectos, ingenieros, artesanos, escultores, pintores e incluso ingenieros acústicos han trabajado juntos para crear el Polyforum. Es un verdadero arte colectivo”.
La obra es monumental y uno tiene que pararse en medio de ella y asimilarlo todo. La obra te controla: es la última gran obra de una parte esencial de la historia de México.
Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.