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Los latinos y las latinas han estado involucrados en la aviación desde el nacimiento de los vuelos y la profundidad de la contribución de los mexicanos es impresionante, pues establecieron récords y exploraron los confines más lejanos del planeta con máquinas voladoras que surgieron directamente de su imaginación: es de México de donde provienen los iniciadores de la aviación.
¿Quiénes fueron los iniciadores de la aviación?
Los aviadores mexicanos experimentaron con planeadores desde principios de siglo y muchos tuvieron vuelos exitosos. Entre ellos están los hermanos Aldasoro.
Los hermanos Juan y Eduardo Aldasoro son conocidos como los pioneros de la aviación mexicana. Nacieron (con solo un año de diferencia, en 1893 y 1894) en el estado de Hidalgo, México, en una familia adinerada. Su padre Andrés Aldasoro fue ministro de Obras Públicas del gobierno de Porfirio Díaz y director general de una mina rentable.
La riqueza fue conveniente para el futuro de los inseparables hermanos Aldasaro.
Desde sus días de escuela secundaria, los hermanos compartían su amor por la mecánica y el vuelo. En 1908, empezaron a diseñar e implementar su primer planeador, que probaron en campos fuera de un cementerio de la Ciudad de México y podían volar aproximadamente cien metros. Fue un logro fantástico.
Pero lo que deseaban era volar en sus propios aviones.
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Los hermanos Aldasoro volaron con la ambición a su lado
El 9 de marzo de 1909 fue el momento decisivo. Ese día, Juan y Eduardo llevaron el planeador hasta las afueras de la Ciudad de México, en donde tuvieron un camino libre de obstáculos.
Fueron creativos en los métodos que usaron para la propulsión. El planeador era remolcado por un automóvil de vapor llamado “Blanco”, el auto más rápido de aquella época, que alcanzaba una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora.
La estructura del planeador estaba hecha de madera, las alas estaban cubiertas con una manta de tela endurecida (con engrudo, que es la pasta para el papel tapiz) y el tren de aterrizaje estaba hecho con tubos de acero y ruedas de bicicleta.
Cubrieron el planeador terminado con una tela de lino para ocultarlo, porque los hermanos temían que alguien robara su diseño.
Juan era el piloto designado y Eduardo conducía el auto destinado a tirar del planeador, pero hubo un accidente en el vuelo de prueba. Juan sobrevivió, aunque resultó herido y con una pierna rota.
Aun así, del fracaso surgió el triunfo y, al ver que el planeador podía volar, los hermanos decidieron fabricar un motor más seguro que pudiera adaptarse al avión.
La construcción y las pruebas se completaron en 1911 y el avión propulsado por combustible (refrigerado por aire, capaz de desarrollar hasta 60 hp y 900 RPM) estaba listo para ser probado.
Los hermanos habían planeado un “ala gruesa” efectiva (el grosor del ala afecta la sustentación) mucho antes que cualquier diseñador europeo y mejoraron las características aerodinámicas del avión.
El resto, como ellos dijeron, es historia. Los hermanos Aldasoro fueron becados por el gobierno mexicano y continuaron sus estudios de aviación en Moissant Aviation School de Nueva York.
El día de la graduación, Juan sobrevoló la Estatua de la Libertad.
Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.