Imagen cortesía de Nuestro Stories.
Aunque parezca poco probable a primera vista, existe una conexión profunda y duradera entre los estudiantes latinos y la Universidad de Notre Dame; de hecho, la escuela a menudo figuraba entre las 25 mejores universidades para estudiantes latinos.
La relación entre los estudiantes latinos y Notre Dame se remonta a mediados del siglo XIX. Alexandro Perea, un estudiante de Nuevo México, se convirtió en el primer estudiante con apellido español en inscribirse a Notre Dame.
A partir de ahí, la inscripción de estudiantes latinos en todo el país pareció crecer a un ritmo bastante rápido. El padre John Zahm, uno de los líderes de la Congregación de la Santa Cruz, empezó a hacer campaña por todo el suroeste y México para reclutar estudiantes para los programas de pregrado y posgrado. De hecho, hasta la Gran Depresión, Notre Dame no solo impartía cursos universitarios, sino que también impartía educación de nivel primario en un internado.
Ampliando aún más la influencia de los estudiantes latinos en el campus, en 1928 se fundó el Club La Raza para proporcionar “una salida para los estudiantes latinos que anhelaban su hogar”. En cierto sentido, actuó como una forma para que los estudiantes latinos se mantuvieran en contacto con su herencia cultural a pesar de estar a millas de distancia; sin embargo, con el paso del tiempo la misión del club se fue ampliando. Asumieron una misión más política y, en 1936, organizaban debates políticos. Esa misma influencia continuó en los años 60 y 70, cuando inició un Movimiento Chicano por los Derechos Civiles en el campus.
Hasta el día de hoy, aunque Notre Dame sigue siendo una escuela predominantemente blanca, los latinos constituyen el segundo porcentaje más alto de estudiantes inscritos.
Ubicación: Indiana, Estados Unidos.
Dirección: Notre Dame, IN 46556, Estados Unidos.
Por Liv Styler
Olivia Monahan es una periodista, editora, educadora y organizadora chicana en Sacramento cuyo único objetivo es arrojar luz sobre historias de nuestras comunidades más impactadas y marginadas, pero, aún más importante, que esas historias humanicen a quienes normalmente quedan excluidos. Es finalista de la Beca Ida B Wells de periodismo de investigación 2022, miembro de Parenting Journalists Society y ha publicado en The Courier, The Sacramento Bee, The Americano y Submerge Magazine, entre otros.