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Chucho Valdés es el mayor estadista de la música cubana.
Virtuoso del piano, también está entre los compositores y arreglistas más famosos de Cuba. Descrito por New York Times como un “astuto equilibrio entre deliberación estadista y entusiasmo juvenil”, probablemente sea mejor conocido por fundar la famosa banda de jazz latino Irakere en 1972 y por hacer de la música un factor unificador entre Cuba y Estados Unidos.
Valdés, quien este año cumplió 81 años, tiene una carrera de 60 años. Nació en Quivicán, Cuba, en 1941. Su padre Bebo era la realeza musical cubana. Bebo, pianista del famoso club Tropicana, expuso al joven Chucho a íconos del jazz como Nat King Cole y Sarah Vaughan.
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El camino del éxito de Chucho Valdés
Valdés empezó a trabajar en su adolescencia, siendo ya un prodigio, y desarrolló un estilo propio, orquestal y rítmico. Luego grabó más de ochenta discos y actuó con músicos como Herbie Hancock, Dizzy Gillespie, Wynton Marsalis y Chick Corea.
La reputación de Valdés como uno de los más grandes pianistas de jazz cubanos vivos también le valió apariciones en los grandes escenarios de la música, incluidos Carnegie Hall, Kennedy Center y Hollywood Bowl.
Fue Bruce Lundvall, un ejecutivo discográfico, quien contrató al grupo Irakere para Columbia Records en la década de los 70 y llamó la atención del público estadounidense sobre Valdés. Valdés dijo que le debe su carrera a Lundvall.
Irakere es una de las bandas más influyentes de Cuba. Creó un sonido que mezclaba jazz, música europea, rock y funk con influencias cubanas, afrocubanas y electrónicas.
En la banda tocaron muchos de los más grandes músicos cubanos: Valdés, Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval, Carlos Averhoff, Jorge Varona, Germán Velazco, Enrique Plá, Carlos Emilio Morales, Carlos del Puerto y Jorge Alfonso.
Una de las canciones más famosas de Irakere fue Bacalao con pan, música que unía el jazz con ritmos ancestrales cubanos.
La música como factor unificador
Hubo un momento delicado en la relación entre Washington y La Habana. “Había un abismo enorme”, dijo Valdés en una entrevista. “La música fue un puente muy importante; también demostró que los músicos estamos por encima de toda la política”.
Valdés ha ganado siete premios Grammy, cuatro Latin Grammy y GRAMMY® y recibió un Lifetime Achievement Award de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación en 2020; asimismo, fue incluido en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos.
Su proyecto más reciente grabado Jazz batá 2 ganó un Grammy Latino como Mejor álbum de jazz latino y fue seleccionado como uno de la lista de la revista Billboard de los 50 Mejores Álbumes Latinos de la Década.
La belleza es que todavía se mantiene fuerte y Chucho Valdés sigue tocando la música que espera que una a Estados Unidos y Cuba, dos naciones que han estado separadas debido a la osificada política de la Guerra Fría durante demasiado tiempo.
Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.