Crédito: Nuestro Stories
¿Qué le diría hoy el Río Grande de Loíza, inmortalizado por la poeta puertorriqueña Julia de Burgos, si pudiera hablar? Creo que diría:
¿Por qué me abandonaste y vendiste al colonizador?
¡Río Grande de Loíza!… Río grande. Llanto grande.
El más grande de todos nuestros llantos isleños
si no fuera más grande el que de mí se vende
por los ojos del alma para mi pueblo esclavo.
La feminista Burgos, defensora de la independencia de Puerto Rico, es una ícono internacional. En la década de 1940, escribió sobre la negritud, el amor, la migración, el nacionalismo, la naturaleza y los derechos de las mujeres.
Escribió Río Grande de Loíza, su poema más conocido, que fue publicado en 1938.
Loíza tiene una rica cultura
El río es el más grande de Puerto Rico y el que marcó su infancia. Desemboca en el Océano Atlántico en la costa norte de la isla, tiene una longitud aproximada de cuarenta millas y es el segundo río más largo de la isla detrás del Río de la Plata.
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Loíza es el pueblo puertorriqueño con la cultura de la diáspora africana más fuerte y la montaña sagrada taína, El Yunque, que se erige como mirador.
El poema habla de su infancia –Mi manantial, mi río/Desde que alzome al mundo el pétalo materno– y del dolor de su isla, esclavizada por el colonialismo.
Burgos se entristecería al ver el estado de su querida isla: Puerto Rico ha sufrido una deuda de 70 mil millones de dólares, una junta de control fiscal, recortes a la educación, las pensiones y los servicios de salud, secuelas de los huracanes Irma y María, temblores, una pandemia y ahora, para colmo de males, la gentrificación de la isla bajo la Ley 60 que amenaza con marginar a los puertorriqueños en su tierra natal.
El Río Grande de Loíza le pediría a Burgos que se sentara a su lado y escuchara la historia de la colonización incesante que amenaza la existencia del archipiélago y su gente; le pediría que mirara a través de los ojos de sus almas, se pusiera de pie y cantara su oda a la libertad una vez más.
Su voz vive en cada estrofa
¡Río Grande de Loíza!… Alárgate en mi espíritu
y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos
para buscar la fuente que te robó de niño
y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.
Enróscate en mis labios y deja que te beba
para sentirte mío por un breve momento
y esconderte del mundo y en ti mismo esconderte
y oír voces de asombro en la boca del viento.
Apéate un instante del lomo de la tierra
y busca de mis ansias el íntimo secreto;
confúndete en el vuelo de mi ave fantasía
y déjame una rosa de agua en mis ensueños.
¡Río Grande de Loíza!… Mi manantial, mi río
desde que alzome al mundo el pétalo materno;
contigo se bajaron desde las rudas cuestas
a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos;
y mi niñez fue todo un poema en el río
y un río en el poema de mis primeros sueños.
Por Susanne Ramírez de Arellano
Susanne Ramírez de Arellano es una escritora y crítica cultural que fue periodista, productora de televisión y directora de noticias. Vive entre San Juan y Nueva York y actualmente está haciendo su primer intento de escribir una novela.